Hace tanto que no posteamos discos que últimamente hasta nos da cosa usar este blog para chivear nuestras actividades diversas. Dicho de otro modo, seguimos en cualquiera. Sin embargo, la semana que pasó se han filtrado dos discos que esperábamos mucho, y que ameritan cortar con la paja. Y, ya que hoy me siento estimulado, compensaré la omisión de otro que salió hace ya unos meses, y que ahora vuelvo a apreciar como es debido, luego de abusar de él cuando aún era nuevito.
Sepan disculpar que no se trata de rarezas, pero como les digo, este post responde a un interés personal. Así que vamos entonces, de menor a mayor según ese criterio.
PORTISHEAD - Third (2008)Sáquense los sombreros, que esta gente merece mucho respeto. Once años después de su último disco de estudio (y diez del delicioso
Roseland), esta banda fundacional del trip-hop (de las más lloronas y menos 'hop', hay que reconocer) logra mantener su identidad y a la vez renovar completamente su sonido. Claro, la cuestión de la identidad no es para nada difícil si se cuenta con la inconfundible voz de Gibbons, desgranándose en letras cuyo enfoque no ha cambiado gran cosa. Así que hablemos de la renovación, que es un asunto mucho más jugoso.
Lo primero que viene a la cabeza al comparar a
Third con sus antecesores es que es mucho más oscuro, no en cuanto a la temática, sino en términos de sonido. En ciertos aspectos es más minimalista, pero cambia algunas de sus cualidades melodiosas por sintes crudos y mala onda. Éstos son el eje, el punch, de sus temas más logrados: Silence, Threads, We Carry On, o Small, en los que cambian su clásico estilo de canción romántica amarga por beats estridentes y manijeros, que alcanzan su máxima expresión en Machine Gun, sin duda el tema del disco, con su veta industrial violenta y enfermante.
En fin, temo estar estirando esto más de la cuenta. El meollo del asunto es que éste es uno de los discos del año, y sin duda uno de los regresos más dignos que se hayan visto, en medio de tanto choreo. Valió la pena esperar a estos muchachos. Dénles ustedes también el beneficio de la escucha.
Ideal para escuchar festejando el también esperado regreso de las Tentaciones Bagley.
OF MONTREAL - Skeletal Lampings (2008)Y vamos con el primero de los discos recién salidos del horno, sucesor de uno de los mejores del año pasado, favorito de la casa, y posteado "recientemente" —see below(?)—.
Kevin Barnes sigue con su tradicional culo inquieto (qué raras son hoy por hoy las bandas que editan todos los años), y nos trae otro disco que no se aleja mucho de la línea del anterior, pero que también está buenísimo. Menos oscuro/pesimista/garronista,
Skeletal Lampings es también más electrónico que
Hissing Fauna, y, si cabe, más pop, aunque siempre en su particular estilo (medio antipop por definición) de letras larguísimas que raramente se apoyan en estribillos. Y es que si bien esto nos pone en un brete a la hora de darnos manija con el
singalong, no deja de ser jodidamente pegadizo. Cómo te resistís a un disco movidito, vivaracho, psicodélico, con guiños a las mejores melodías de los Beatles, y plagado de falsettos? Nah, dejate de joder y entregá. Ponelo bien fuerte, saltá arriba de la cama hasta que cruja, y que tus vecinos flasheen cualquiera, qué te importa.
Ideal para escuchar haciendo jodas telefónicas. MOGWAI - The Hawk Is Howling (2008)Ya he dicho que Mogwai es, quizás, mi banda favorita, así que les pido que toleren mi emoción.
Si bien esta tapa inaugura un nuevo concepto en fealdad (chicos, todo bien con Animal Planet, pero NO), al darle play al disco podemos respirar tranquilos, ya que nos encontrarnos con el Mogwai de siempre. Quizás esto no suene muy seductor, teniendo en cuenta que empecé este post resaltando los méritos del cambio, pero vamos, este quinteto de escoceses amargos es tan bueno que no hace falta un nuevo estilo; con nuevos temas alcanza. Y es que ninguna de las cientas de bandas que conforman el silencioso auge mundial del post-rock y que les roban a cuatro manos (desde las más ignotas a las más notorias, como Explosions in the Sky) son dignas de limpiarles la mugre de las uñas.
En esta cosa de 'más de lo mismo', también hay que admitir que si bien el disco es bueno, no se compara a
Happy Songs for Happy People o
Young Team, así que seamos amables con él y comparémoslo con su predecesor,
Mr. Beast, un album que si bien tenía puntos muy altos (un par de ellos, más altos que cualquiera del nuevo), era muy desparejo. Gracias a dios, luego de su disco más cantado, estos muchachos se ponen en nuestro lugar y se dan cuenta de que se tienen que callar la boca y seguir con lo puramente instrumental. Nada de pavadas, nada de temas con recitados en japonés o de piezas cortitas que hacen de separador. En
The Hawk Is Howling, cada tema tiene peso propio, ninguno es el primito mogólico del anterior o del siguiente. Claro, siguen habiendo algunos temas tranquilos, de melodías expresivas, algunos temas jodidamente distorsionados, y, por supuesto, varios en los que coexisten ambas cosas, que son lo que mejor saben hacer.
En fin, celebremos un nuevo disco de estos verdaderos tipazos. Uno que, más allá de los temas favoritos que cada uno pueda tener, se deja escuchar de principio a fin con igual atención. Al menos yo lo celebro. Y si se quieren prender, les presto una corneta.
Ideal para escuchar peinando rayas de harina leudante. Leandro